Cuando desarrollamos la identidad visual y le dimos nombre Perujin tuvimos los objetivos claros: Debía ser un proyecto altamente visual, con un packaging realmente impactante que evidencie la combinación entre el concepto japonés y la cultura chicha peruana.
Una propuesta conceptual que hace metáfora a la infinidad de alternativas que surgen de fusionar sabores peruanos con técnicas asiáticas y en donde las ilustraciones carismáticas de trazo simple aportan ese lado pícaro que nuestros clientes buscaban desde un inicio.
Una idea que nació como dark kitchen, pero que, conforme el proyecto se desarrollaba, motivó a los dueños para ofrecer una experiencia gastronómica completa, y que hoy por hoy cuentan con un lugar físico que se encuentra “aquicito no más!”.